Las universidades corporativas son espacios, programas, modalidades de aprendizaje que se generan al interior de una organización con el objetivo no solo de mantener capacitado al equipo de trabajo según sus tareas, metas y perfiles, sino demás, manteniendo una alineación con la cultura y valores de la organización.
Crear una universidad corporativa al interior de tu empresa o emprendimiento no es una locura, es decir, no es un tema únicamente de las grandes multinacionales, con pequeñas acciones se puede trabajar en la creación de una estrategia de formación y capacitación interna que, entre otras cosas, se traduzca en motivación y fidelidad por parte de tus colaboradores.
Ese paso a paso, será el inicio de una estrategia que seguramente irá creciendo con el paso del tiempo hasta convertirse en un programa para enmarcar; lo importante será que no te asustes con el nombre y empieces a contemplarlo dentro de tus objetivos de Gestión Humana.
A medida que tu programa de formación se vaya estructurando y fortaleciendo hasta convertirse en una universidad corporativa, verás cómo
Aumenta la productividad de los equipos de trabajo.
Reduce la rotación del personal.
Incrementa la comprensión del mercado versus las soluciones de tu empresa.
Crece la motivación al interior de la organización.
Mejora tu reputación interna y externamente gracias al voz a voz de tus colaboradores.
Se fortalece la cultura organizacional, mejorando el clima organizacional y avanzando todos guiados por unos mismos objetivos
¿Por dónde empezar?
1. Identifica los modelos o metodologías que quieres seguir en tu empresa y busca expertos en el tema. Actualmente hay diferentes entidades dispuestas a la generación de alianzas en pro del crecimiento y fortalecimiento de las pequeñas y medianas empresas.
2. Deja en manos de expertos el modelo de educación a implementar, no todas las personas aprenden de la misma manera, busca expertos que mediante herramientas y metodologías especializadas hagan más fácil el proceso.
3. Fomenta una cultura de aprendizaje en la que ninguna persona se sienta sola en el proceso, sino por el contrario genera espacios en los que los colaboradores puedan comentar entre sí lo que les preocupa o angustia como una situación natural.
Manos a la obra, no te arrepentirás.